“Ya en Dover, Karpus pudo ver por primera vez en varios días un atardecer luminoso. Un cielo suave y despejado daba paso al sol que se internaba tras el mar, como una esfera roja perfectamente delineada que surgiera en los confines de la superficie después del naufragio. Aunque hacía un frío intenso, mientras la carreta avanzaba por las calles se percibía un olor desagradable, pero tibio, y eso daba a Karpus una sensación de alivio y descanso que, unida a la alegría de la gente arremolinada en las aceras que se abría paso hasta las tabernas del puerto, contrastaba con esa terrible melancolía que no podía extraer de su cuerpo.”
Karpus Minthej, J.G.B.
1 comentario:
La foto de tu entrada me recordó una canción, jaja. Cuando vamos a hacer lo de las chelas? Te propongo un lunes o un miércoles, para que no quede nomás en a ver cuándo... ¿Qué dices?
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