Y nada ha cambiado desde que me marché, puede usted seguir teniendo todos los pensamientos que quiera acerca de mí (eso es lo bonito de los pensamientos, ¿no cree? que la distancia no importa, ni la separación).
...
Le prometeré todo eso, y le sostendré la mano y le daré un beso en la frente como dios manda, sólo para recordarle lo que deja atrás. Buenas noches, señor C, le susurraré al oido: dulces sueños y vuelos de ángeles y todo lo demás.
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