414.
Era una agradable imagen de una misteriosa mujer que abría de manera elegante una mano mientras preguntaba algo y apoyaba la otra en la rodilla por encima de su túnica verde y de un hombre que, vuelto hacia ella, escuchaba atentamente lo que le decía su señora. La observé entusiasmado, sintiendo celos de la intimidad, el amor y la amistad que había entre ellos.
Pintar es recordar.
Era una agradable imagen de una misteriosa mujer que abría de manera elegante una mano mientras preguntaba algo y apoyaba la otra en la rodilla por encima de su túnica verde y de un hombre que, vuelto hacia ella, escuchaba atentamente lo que le decía su señora. La observé entusiasmado, sintiendo celos de la intimidad, el amor y la amistad que había entre ellos.
Pintar es recordar.
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