domingo, 6 de julio de 2008

De como conocí a Loreena McKennitt



Hola apreciados lectores... tenía ganas de dirigirme a ustedes; esta vez no hablar como si fuera alguien más quien rellena las entradas o no hablar como sucede en otras.
Hace unos días empecé a leer un libro por segunda vez, tenía un agradable recuerdo de éste. Ahora... ciertamente me quedo con un sabor distinto, incluso la escena que me pareció memorable hace algunos años, palideció un tanto su intensidad de aquella primera vez:
- ¿Un tango entre gaitas? ¿Qué es esto?
- Es Loreena McKennitt - responde él mientras acomoda su mano derecha en la espalda de Floreana, un poco más arriba de la cintura- La irlandesa, ¿te acuerdas?
- ¡Qué belleza! Y qué extraña esta música aquí, en la isla de Chiloé.
- Es una primicia... para ti, para los dos... Se llama Tango to Evora: Entrégate.
Floreana percibe una corriente de timidez en el círculo humano que la rodea. El pueblo no tiene una respuesta danzante para Loreena McKennitt, ella está fuera de lugar, es un elemento demasiado foréano, aceptado sólo porque viene del médico.
...
Flavian le oprime la espalda, hunde las manos en su carne, encerrándola y al ritmo de la música la obliga secretamente a situarse en el lugar exacto, el que ambos necesitan para sentir. Baja su cabeza, la acerca a la de Floreana, su barbilla recién afeitada con olor a limpieza viril repasa primero sus mejillas, luego su cuello, para detenerse a urgar en el nacimiento de ese cabello negro y grueso que alguna vez ella peinó en una trenza.

...
¿Qué bendita irlandesa ha cruzado el océano con su música para convertir su cuerpo en una brasa, en un puro deseo? Él la busca con aspereza, la instala en una emoción precisa. Los guía el puro instinto, y los lleva a escojer lo mejor. Esto es el comienzo del fin, siente el corazón contraído de Floreana. El ritmo ha penetrado sus venas, sus arterias, sus vasos comunicantes hasta no dejar un solo espacio libre.
... El mármol por fin derritiéndose, la seducción convirtiéndolo en materia flexible para miembros ayer agarrotados. Eran sólo dos cuerpos abrasados, dos cuerpos que se imploraban el peor y más febril, el más delirante de los abrazos, buscándose voraces, absortos en la necesidad eterna hasta encontrarse y solo entonces se funden el uno en el otro y en el sonido amoroso del tango que no es tango sino quebranto que se adhiere a la vida de una mujer, y Evora los quemó como nada lo había hecho por siglos y siglos.
Se imploraban tanto.


1 comentario:

Lic dijo...

A mi tambien me encanta Loreena McKennitt, mi favorita es la de The mummer's dance y la de The Highwayman