domingo, 30 de enero de 2011

- ¿Podemos ir juntos, primero a la cima del tepui y luego al fondo del crater? - preguntó Alex, pensando que las tareas serían más fáciles si las compartían.

Las perezas negaron lentamente con la cabeza y Walimai explicó que todo viaje al reino de los espíritus es solitario.

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El resto del día los jóvenes lo gastaron recorriendo El Dorado y contándose sus cortas vidas; ambos deseaban saber lo más posible del otro antes de separarse. Para Nadia era difícil imaginar a su amigo en California con su familia; nunca había visto una computadora, ni había ido a la escuela ni sabía lo que es un invierno. Por su parte, el muchacho americano sentía envidia por la existencia libre y silenciosa de la muchacha, en contacto estrecho con la naturaleza. Nadia Santos poseía un sentido común y una sabiduría que a él le parecían inalcanzables.

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